Estos son los objetos que no faltan en mi mochila cuando viajo
Uno de mis logros a la hora de armar mi equipaje es haber eliminado los “porsiacaso”. A día de hoy puedo decir que, en el 99% de los casos, lo que meto en la maleta lo he utilizado cuando regreso a casa. El segundo de los logros es haber dado con una serie de objetos clave que me parecen cómodos, prácticos y resuelven muchas situaciones. Estos son mis objetos imprescindibles cuado viajo, aunque no necesariamente en este orden de importancia.
Bolsas organizadoras
En mi casa hasta se ríen de mí por la cantidad de veces que he recomendado estas bolsas, pero es que de verdad son geniales, especialmente cuando viajas con mochila. Aunque me gustan tanto que ya las uso también cuando voy con maleta.
Te ayudan a que la ropa no se desperdigue por toda la mochila y a que se mantenga mucho menos arrugada de lo que lo haría si estuviese suelta. Además, si ya has viajado como mochilero sabrás que la mochila hay que hacerla y deshacerla continuamente. Pues bien, poder sacar las cosas por bloques lo hace todo mucho más sencillo, organizado y rápido.
Yo suelo llevar dos bolsas grandes, una con la ropa limpia y otra que en principio va vacía y que voy llenando con la ropa sucia a medida que se ensucia la ropa. Además llevo una más pequeña con la ropa interior, el pijama y el bañador.
Para mí es importante que la cremallera se abra casi por completo, para que sea más sencillo meter y sacar cosas, así como que una de las caras sea de rejilla para que se pueda ver lo que hay en el interior y diferenciar fácilmente una bolsa de otra.
Saco sábana
Seguro que alguna vez te ha pasado que con eso de quererte ahorrar un piquillo en el presupuesto del hotel has acabado eligiendo uno que no era acertado del todo… Si a ti no te ha sucedido, a mí sí, y las he pasado canutas para meterme en según qué cama. Para poder dormir tranquila y con un mínimo de higiene en cualquier circunstancia siempre echo el saco sábana si sé que hay algún mínimo riesgo de… dejadez.
Los hay de distintos materiales. El mío es de seda y estoy súper contenta con él, porque pesa y ocupa poco y es muy agradable al tacto. ¡Pero también estoy deseando probar el de lana merino!
Pareo multiusos
La primera vez que metí el pareo de algodón en la mochila fue porque iba a un destino de playa, pero después me di cuenta de que es una prenda tan útil y versátil que no ha vuelto a faltar en mi equipaje. Ocupa poco espacio, no pesa casi nada y, además de utilizarlo como pareo que es, le doy también todos los usos siguientes:
- Toalla, ya sea de playa o de ducha, según la necesidad.
- Sábana en sitios que no estaban muy allá en temas de limpieza.
- Para taparme en trenes, aviones y autobuses cuando ponen el aire acondicionado a tope.
- Falda larga para entrar en todo tipo de templos.
- Hiyab si quiero entrar en alguna mezquita.
- Bolso. Si el pareo es suficientemente grande también he llegado a usarlo como un bolso muy resultón anudando de dos en dos las esquinas que hacen diagonal.
¿Qué, habías pensado que un pareo puede convertirse en tantas cosas? ¡No puede quedarse atrás!
Fiambrera y «cuchador»
La mayoría de las veces viajo como mochilera, o ahora también con la bicicleta, y trato de mantener el presupuesto bajo para así poder hacer más viajes. Por ello muchas veces cocino yo misma durante el viaje, si tengo opción. Para ello es inmensamente práctico echar en la mochila una fiambrera y unos cubiertos con los que poder comer.
En cuanto a las fiambreras, las más prácticas me parecen las plegables, así no ocupan espacio una vez que estén vacías. Y muy importante, que el cierre sea completamente hermético para que un accidente no ponga todo el equipaje perdido.
Acompañando a la fiambrera, o incluso si no la llevo, siempre meto los cubiertos conocidos como “cuchador”, así llevo a la vez la cuchara y el tenedor. He tenido varios de plástico que, por cierto, al menos los de la marca sueca Light my fire, son de un tipo de bioplástico que se limpia genial simplemente con un trozo de servilleta de papel, por mucha grasa que tengan. Pero al final los de plástico se me terminan rompiendo cuando van dentro de la mochila y sin darme cuenta los aplasto con algo. Aún así siempre vuelvo a comprarlos porque me parecen súper prácticos pero, cuando el que tengo ahora pase a mejor vida elegiré la versión más “pro” del cuchador: ¡el de titanio! (también tienes disponible esta versión un poco más económica 😉 ).
Copa menstrual
Antes de usar la copa menstrual tenía mis reticencias y la compré solo “porque no me quedó más remedio”. Cuando me preparaba para la vuelta al mundo muchísima gente me aseguraba que en el sudeste asiático no iba a encontrar tampones o compresas (aunque nada más lejos de la realidad, las podías comprar en cualquier sitio sin problemas), así que la copa me pareció la solución más práctica. Pero ya digo que fue algo a lo que mis prejuicios se resistían…
Sin embargo, una vez que empecé a usarla no podía dejar de preguntarme cómo este no era un invento que estuviese más extendido (bueno, ahora quizás ya sí, pero cuando comencé a usarla en 2015 aún no era tan popular).
Para quien aún no se haya animado a probarla, se trata de una opción mucho más sostenible que las compresas o tampones, al no ser desechable. En contra de lo que pueda parecer en principio, es bastante más limpia que sus competidores, es comodísima hasta el punto que te olvidas de que la llevas y, bien usada, tiene muchos menos riesgos de provocar infecciones que la compresa o el tampón. ¡Todo esto, por no mencionar el dinero que te ahorras con la copa! Su precio ronda los 20 euros (ojo, hay opciones bastante más económicas en el mercado, pero suelen estar hechas de plástico, lo que puede ser nocivo para la salud) y puede durar hasta 10 años, así que la copa sale a unos dos euros al año. Nada de nada.
Si te gustaría tener más información acerca de este maravillooooso invento, puedes leer un post completo que escribí al respecto con las ventajas e inconvenientes de la copa menstrual.
Yo, sin duda, me declaro una fan absoluta de la copa menstrual y por eso no falta nunca en mi equipaje.
Libreta y boli
Evidentemente esto depende de los gustos, pero yo siempre llevo conmigo una libreta pequeña y un boli con los que poder anotar ideas que se me vengan a la cabeza (¡viajando se es mucho más creativo que en casa!); copiar direcciones o datos de interés; llevar registro de los gastos del viaje; o dejar una nota a alguien por el camino.
Sí, ya sé que hoy en día hay aplicaciones en el móvil que nos permiten hacer la mayoría de estas cosas, pero a mí me sigue gustando más el papel, qué le vamos a hacer…
¿Y tú, hay algo más que lleves bajo cualquier circunstancia en tu mochila o maleta? ¿Se me ha olvidado algo? ¡Dime si crees que hay algo que debería añadir!
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