Lo de dar la vuelta al mundo no es algo que se te ocurra de un día para otro (al menos a mí no) y en todo el tiempo en el que ha ido cociéndose esta «locura», he pasado por muchos estados de ánimo diferentes.
Uno de los días en los que me sentía pletórica y, por suerte, más lúcida de lo habitual, me di cuenta de toda la buena gente que me ha rodeado todo este tiempo y que, muchas veces sin saberlo, me han impulsado a tomar La Decisión. Ese día, hace ya varios meses, cuando aún ni había comprado el vuelo, sentía que estaba en deuda con muchísima gente y necesitaba de algún modo agradecerlo.
Hoy día esta lista se ha engrosado casi hasta el infinito, y llegarán muchos más agradecimientos que quedan pendientes, pero esto es lo que escribí allá por febrero…
En primer lugar y ante todo, gracias a Pedro, por estar ahí incondicionalmente, desde el minuto cero. Por hacerme creer que esto era posible y que mi única barrera era yo. Por sus vídeos motivacionales y sus broncas si eran necesarias. Y por haberme llevado a conocer a Rubén y Lucía. Gracias por creer en mí desde el primer momento y en mi sueño, incluso más que yo misma.
Gracias a Filo por hacerme ver, hace ya varios años y sin ella ser ni siquiera consciente, que era posible dar el primer paso y lanzarme a viajar sola.
A Carmen, por aguantar mis horas bajas siempre con una sonrisa. Por alentarme cuando más lo necesitaba y por obligarme a comerme y beberme el mundo. ¡Ah, y por hacer la croqueta en la oficina! 😀
A Ana (y Nacho, Nachete y Elena, como resto de su pack), por innumerables meriendas que siempre acababan en cenas, donde entre juegos y papillas me dejaban contarles mis sueños. Por aguantar mis inseguridades, por sus palabras para vencer los temores y, cómo no, por ser la mejor “enfermera de confianza” del mundo.
A Jose, Fátima y Mateo (bueno, y ahora también a Rubén), por hacerme entender que no hay más vida que una y, o la vivimos o la perdemos. Gracias por explicarme meridianamente claro que lo único verdaderamente importante es ser feliz, sea donde sea.
Gracias a Antonio, que intentaba poner un poco de cordura y mesura en todo esto. Gracias por sus grandes ideas, por el pollo en tempura y por obligarme a tener de vez en cuando los pies en la tierra, tomar distancia y dar un baño necesario de realidad a la locura.
Cómo no, gracias a mi padre y a mi madre, que en cuanto tenían oportunidad nos metían a los cinco en la caravana y nos enseñaban que no hay mejor inversión que la de un viaje y conocer nuevas gentes y nuevas culturas. Gracias por haberme despertado el gusanillo del viaje desde bien pequeñita.
Gracias a mis hermanos y a sus preciosos chiquininis, que harán que el día que decida volver, sea cuando sea, se convierta también en un día tan esperado como el día en que me vaya. Porque esos abrazos serán también los mejores del mundo.
Y gracias a tantos otros que, sin ni siquiera saberlo, me estaban apoyando para tomar esta decisión. Gracias a Javier, a Patri, a Emilio, a Eva… y tantos y tantos otros que han tenido una palabra en el momento adecuado, que me han tendido la mano cuando lo necesitaba y que, sin darse cuenta, me han ayudado a seguir adelante para poner en marcha mi sueño.
Gracias a todos. Llevaré un trocito de cada uno de vosotros por el mundo y, por supuesto, ¡nos vemos a la vuelta!
Espero y deseo que todo vaya muy bien y sigas adelante con toda la energía e ilusión
¡Muchas gracias, Antonio! De momento todo sigue estupendamente, disfrutando cada día y sin mucha intención de regresar… 🙂
Gracias a ti pequeña por hacerme partícipe de esta y más AVENTURAS. Te sigo Pajarillo, disfruta todo lo q puedas y no dejes de contarnos cositas del mundo.
Un besazo. Te echo de menos!
Ha sido, y sigue siendo, todo un lujo compartir contigo el camino desde el principio, así que no lo dudes, te seguiré contando.
Un besazo y ¡yo también te echo de menos!
Martita…cuánta suerte tenemos de tener tan cerca a una fabricante de sueños que no deja que se desvanezcan cuando abre los ojos…a ver si todos aprendemos un poco de esta decisión tan tuya.
Desde casa ya estamos cogiendo fuerzas para recibirte con el abrazo más fuerte del mundo. Mientras tanto, Jarita, Miguel y yo te acompañaremos en este viaje asomados al mundo desde tu mochila. (Aunque sea en forma de crema solar o de cajita de cerillas, jeje).
Un beso gordo. Y, recuerda, no dejes de pasar por Carmona!!!?
Guapísima… para suerte la mía, de tenerte siempre ahí,tan lejos pero tan cerca.
Los sueños están para cumplirlos, hermanita, ¡y tú también estás viviendo el tuyo! Si no, mira a Jara y ya me dirás. Lo único es que lo mío es menos convencional, pero no más importante que lo tuyo.
Muchas gracias por apoyarme siempre, y ya sabes, ¡leéle el blog a la niña y enséñale las fotos, que me vaya conociendo!
Muchos besos.
¡Gracias a ti!
Por hacerme partícipe de tu sueño, pero sobretodo, por el tiempo que mi diminuto hilo ha ido junto al tuyo. Por hacerlo subir cuando estaba abajo, por enredarlo entre risas y locuras, por desliarlo cuando más enmarañado estaba.
Hila, hila muchísimo y muy grande, amiga. Me quedo esperándote en el barrio fino.
🙂
Pues esto no ha sido nada para la cantidad de nudos y marañas que nos quedan por tejer juntas, amiga.
¡Me acuerdo de ti todos los días! :*
¡Mujer! ¡Con tantos trocitos de gente en la mochila te van a decir algo en el aeropuerto…! ¡Jejeje!
Marta, todos vamos contigo; todos te acompañamos en este aventurón. Disfruta a tope y nosotros disfrutaremos igual. Y si en algún momento necesitas un impulso extra, simplemente recuerda el gran apoyo que tienes detrás.
Tu valentía y arrojo son una inspiración, al menos para mí. Por tanto, también hay que darte las gracias a ti por ello.
Te mando el abrazo más fuerte que se te pueda enviar. Gute Reise!
jejeje… Bueno, al final no me dijeron nada, menos mal y eso que, como tú dices, venís todos.
Me alegro de servirte de algo, Emilio, aunque no hago nada, hacéis mucho más vosotros por mí!! 🙂
Un beso enorme.
Ay, Marti, qué bonitas palabras. Qué bueno eso de ser agradecida. Qué bonitas las palabras hacia tus padres y las palabras de tus padres hacia tí. Un beso gordo.
Cinta, eso de ser agradecida, siempre, no hay que olvidarlo. ¡Y qué bonitas palabras de todo el mundo para todo el mundo, que me tenéis maravillada!
Un beso gordo para los cinco.
Sin palabras. Gracias a ti por hacerme comprender que lo que me digo a mí misma todos los días es posible si eres lo suficientemente valiente como para convertir los deseos en realidades. Me acordaré de ti y de tus hilos de colores todos los días. Espero ver un buen hilo rojo pronto de vuelta, pero de los gordos, gordos de verdad, de esos que, como hoy, nos han hecho un nudo en la garganta.
¡Si es que os tengo que querer, leñe!
Marta, recogemos con satisfacción tu agradecimiento, pero lo único que hemos intentado es haceros crecer (a ti y a tus hermanos) con ojos expectantes ante nuevos horizontes. Realmente, La Decisión de hacer este viaje ha sido tuya y, por tanto, tuyo es el mérito.
Estamos muy felices por la aventura que vas a iniciar pero, eso sí, mucho más felices estaremos cuando te abracemos a la vuelta, con el objetivo conseguido. Lo que tememos (o esperamos) es saber qué nuevo reto traes a la vuelta.
Te deseamos que disfrutes cada momento del viaje y seguro que con tantos hilos como se van a entrecruzar a lo largo de tu camino, volverás enriquecida a tope.
Un beso muy fuerte y ánimo.
Pues ahí ando, tratando de aprovechar al máximo y sacar cosas buenas de todo. 🙂
Espero no daros muchos disgustitos por el camino… ¡Un beso!