En Camboya puedes alojarte por cuatro duros y comer por mucho menos. ¿No crees que ha llegado la hora de darle la oportunidad a algo más que a los templos de Angkor?

En Camboya puedes alojarte por cuatro duros y comer por mucho menos. ¿No crees que ha llegado la hora de darle la oportunidad a algo más que a los templos de Angkor?
En general, hay muy poca gente vieja en el país y ésta es una de las primeras cosas que llaman la atención al llegar. La mayor parte de la población son niños y jóvenes.
La capital de Camboya, con su millón y medio de habitantes, es una ciudad vibrante, viva, rebosante de energía y juventud, con oferta de todo tipo y para todos los gustos.
No puedes pensar en estas ciudades sin que venga automáticamente a tu recuerdo un delicioso olor a pimienta y el sabor a cangrejo fresco.
¿Quién dijo que Camboya no tiene buenas playas? Hay que moverse para encontrarlas pero, si lo haces, puedes llegar al auténtico paraíso.
El edificio religioso más grande del mundo es verdaderamente algo muy grande. Es algo que te sobrecoge y que, cuando te das cuenta, te ha engullido.
Hay días que, sin pensarlo, salen redondos, y esos han sido los días en Kratie, a quien prometes que volverás para devolverle tanto como te ha dado.