Pongo fin a una etapa para dar paso a nuevos proyectos
¡Vuelve el blog de viajes de Hilando mapas para perseguir nuevos sueños! Después de años (muchos) dormido, me apetece retomar esto. ¡Nunca es tarde si hay ganas!

Todo tiene un final
Sí, todo tiene un final. Y a pesar de que ya lo sabemos, en muchísimos casos nos sigue costando una barbaridad aceptarlo. Otras no, otras veces estamos deseando dar carpetazo al asunto.
Eso es lo que me ha sucedido con mi paso por Formentera. A pesar de llegar a la pequeña de las islas Pitiusas a principios de verano con la ilusión por las nubes, esta emoción se ha ido disolviendo poco a poco. Y así, sin más, sin pena ni gloria, se ha terminado mi última aventura.

Pero antes…
¿Qué ha pasado en todo este tiempo?
Resumiendo mucho mucho estos últimos años, después de once meses viajando puse fin a mi vuelta al mundo y regresé a casa, a un trabajo y una vida normales. Pero nunca volví a adaptarme del todo y en mi cabeza siempre seguía rondando la idea de viajar de nuevo sin destino fijo y sin fecha de vuelta, sintiendo la libertad absoluta de disponer del espacio y el tiempo a mi antojo.
Así, tras cinco años y muchos miedos, dejé nuevamente un trabajo estable y agarré mi bicicleta para viajar en este medio por primera vez. Monté el proyecto “¡Por piñones!” para ayudar a reforestar la Sierra de Huelva y puse rumbo a Estambul con mis alforjas y mi bici Alejita como únicas compañeras. Y no pude haber elegido mejor. Esta aventura me devolvió la alegría, las ganas y el deseo de compartir con el mundo.

Por azares de la vida, tras haber alcanzado mi meta en Turquía, regresé a España para lo que yo creía que iban a ser solo unos días. Pero Formentera se interpuso en mi camino y me apeteció probar el trabajo de recepcionista. Así podía también hacer algo de caja.
Formentera, la última parada
Sin embargo, el punto final a esta (mini)etapa isleña no ha sido como lo imaginaba ni ha terminado cuando yo pensaba. Pero está bien así. Es mejor cerrar antes de lo previsto y ganar en tranquilidad, ilusiones y alegría. Y en tiempo.
He disfrutado de algunas cosas estos meses, es cierto, y me siento profundamente agradecida por ellas. Tardes infinitas en la playa, baños en aguas cristalinas, partidas interminables de cartas y de palas, atardeceres de ensueño. Gente linda. Pablo, Alejandro, Álvaro. Estoy segura de que ellos son lo mejor que me llevo. De esos regalitos que la vida te pone por delante no tantas veces. Ellos hicieron que mi paseo balear fuera más divertido, más bonito y menos espinoso.
Tampoco voy a negar la hermosura de la isla, especialmente de sus calas y sus aguas turquesa pero, a pesar de su llanura, Formentera se me hizo cuesta arriba. Contra todo pronóstico, sus bellos 19 kilómetros de largo me acabaron asfixiando.

No tiene sentido pararse a detallar lo que me impulsó a dar el paso de marcharme anticipadamente, pero sí me queda claro como el agua de las playas formenterenses que no merece la pena sufrir si se puede optar por otra vía. A este mundo hemos venido a disfrutar todo lo que podamos y en nuestra mano está tomar las decisiones necesarias para conseguirlo. Es nuestra responsabilidad arriesgar para apostar por caminos quizás más inciertos, pero con una recompensa mayor. De buena gana doy un paso al frente para jugar y tener opciones a ganar.
A este mundo hemos venido a disfrutar todo lo que podamos y en nuestra mano está tomar las decisiones necesarias para conseguirlo.
A partir de ahora…
Cierro esta etapa para poder centrarme en cosas que me hacen feliz, entre ellas, retomar este blog. Apuesto por nuevos inciertos caminos para no gastar más días de vida en estar enfadada, triste o agobiada. Cierro para abrir otras puertas que me lleven a donde quiero estar. Para trabajar en mis sueños con más ganas aún, para ser más consciente, para vivir con más intensidad.
Si quieres acompañarme, te espero por aquí o por allá, solo asegúrate de que tú también haces por vivir como quieres. 😉

0 comentarios